La delgada Línea Roja: Historia de uno de tantos frente al COVID-19

La delgada Línea Roja: Historia de uno de tantos frente al COVID-19

La delgada línea roja es el título de una película del año 1998, que relata una de tantas historias de la segunda guerra mundial, con localización en el Pacífico Sur y en la que se refleja la cruda realidad de los soldados que están en la primera línea de batalla, a nivel tanto físico como emocional. Era esa frágil línea que separa lo que debía ser normal, de la locura y el caos en una situación extrema.
Parte del equipo de médicos mostrando una de tantas donaciones
Pablo Ramos
Médico

Mi nombre es Pablo Ramos, trabajo en un servicio de urgencias hospitalarias y soy uno de tantos médicos que se encuentra en esa llamada “primera línea” frente a esta pandemia sanitaria producida por el virus SARS-CoV2. Aparentemente hoy no nos encontramos en una guerra mundial (¿o sí?), no hay conflictos entre diferentes países (¿o sí?), la única certeza es que, en esta ocasión, el enemigo global es común y en el frente de batalla está la salud.

Índice Experiencia

La globalización…problema y solución

Recuerdo que hace un par de meses, mirábamos con desconocimiento hacia el gigante asiático y como la palabra “coronavirus”, fue pasando de ser desconocida, a encontrarse en debates televisivos a nivel nacional e internacional, a llenar páginas en periódicos, hasta llegar a la portada y ser el único tema de conversación en todos los domicilios.

Entendimos que el término de globalización que tanto nos reporta, como por ejemplo: Organizar viajes a destinos a 10000 km de distancia, hacer compras en todo el mundo, o gestionar negocios en cualquier lugar; se volvía en nuestra contra. Aunque, no obstante, gracias a ella, hemos podido dejar de dar palos de ciego, basándonos en las experiencias de colegas que lo habían sufrido previamente en otras zonas del mundo (China, Italia…)

 La gente se mueve y, por ende, el virus también. El desconocimiento se convertía en recelo, el recelo en preocupación y al final fue el miedo quien se apoderó de la sociedad.

En primera línea, miedo e incertidumbre a partes iguales

Mi historia personal comienza la primera semana de marzo. Se inician las primeras sospechas que podían contarse con los dedos de una mano.

Mucha burocracia inicialmente, llamando a los servicios de medicina preventiva, para confirmar si se debía de hacer la prueba o no,  y donde la decisión de poder dar el alta o ingresarlo, se demoraba varias horas.

Empiezan a pasar los días, el número de personas se incrementa y comienzan a llegar las primeras reuniones para organizar el servicio: organización de compañeros y del personal que hace que funcione; desde el jefe de servicio, hasta el último de los celadores, adaptándose a las nuevas circunstancias.

Mediados de marzo: comienza el caos; reunión tras reunión, una reorganización sobre otra, cambios en el numero de horas de la jornada laboral (en China se llegaban a hacer turnos de únicamente 4 horas) y comienzan las bajas de compañeros y amigos. La plantilla se acorta, las ayudas son las que son, comienza el colapso de estructuras, de organización y  de personal.

Posiblemente, durante las últimas semanas de marzo y las primeras semanas de abril, he vivido las peores situaciones profesionales de mi vida. Lo digo a sabiendas que tengo 32 años, y espero que me queden muchas anécdotas que contar y vivir, pero las situaciones vividas en estos días han dejado una huella en el alma difícil de olvidar.

Luchar por minutos de vida y lágrimas de esperanza

A nuestras espaldas se quedan listas de nombres, imágenes de rostros, donde por mucho que has intentado y utilizando todo lo que estaba a tu alcance, (a veces hasta ingeniando sistemas), al final ves que fracasas y tienes que cerrar los ojos y confiar que su alma sepa llegar al lugar donde se le espera.

En mi memoria quedarán, ya para siempre, esas llamadas a las familias, en las que con voz entrecortada tenías que informar que su madre, su padre, su hermano, marido o mujer, no iba como esperabas, que se está complicando y que lo más probable es que tenga un desenlace fatal en las próximas horas. En la carrera no te enseñan a dar malas noticias, es algo que solo se aprende con la experiencia, pero no ha habido experiencia para esto, los años y las canas no han servido en esta ocasión.

Buscas alguna fuerza dentro de ti e intentas apelar a tu vocación, quieres buscar esa llama que se iluminó hace muchos años y por la que decidiste dedicarte a esto, pero sientes como Caronte sopla intentando apagarla.

Urgencias Hospital General La Mancha Centro (Alcázar de San Juan)

¡Qué duro es ver cómo te deshumanizas!, como intentas ponerte una armadura para ser capaz de levantarte al día siguiente y volver a tu puesto de trabajo.

Esos días, en los que llegabas en cada turno, recibías listas de 80-90 personas, en las que señalabas en rojo de quien tenías que estar más pendiente, y confiabas que el resto no empeorasen porque no sabrías como poder actuar, o si serías capaz de darles a todos la atención que merecían, aunque esa atención consistiera en el simple hecho de cogerle la mano a un paciente, o llorar con tu compañero medico, residente, enfermero, auxiliar, celador y personal de limpieza o seguridad.

El único consuelo que te queda es como bien decían en la Lista de Schindler “un minuto de vida sigue siendo vida?” Ese minuto es tu pequeña victoria y al menos, intentas llevarte a casa ese consuelo.

¿Por qué nos caemos? Para aprender a levantarnos

Se podrían hacer muchos tipos de lecturas de todo lo que estamos viviendo.  Las hay  negativas: como el recuerdo de las personas que se fueron, las miradas perdidas de compañeros, las lágrimas en casa,… son cosas que siempre se recordarán- Pero también se tienen que hacer lecturas positivas de lo ocurrido: he visto a compañeros dando todo de sí mismos, gente a la que has pedido ayuda y te han faltado manos para cogerla, muchos ánimos y palabras de aliento…. He tenido a toda mi familia con la incertidumbre de saber como estaré. He visto a mis amigos queriendo ayudar siempre, de cualquiera de las maneras. He recibido mensajes, de gente que te escribe solo para mandarte fuerza cuando flaqueas…

Me he dado cuenta de que una de las principales armas médicas, han sido las personas, que realmente las únicas pastillas que han servido en alguna ocasión han sido las de solidaridad. Desde el gesto de los aplausos a las 20:00, pasando por coger el teléfono para informar a un familiar y transmitirle buenas noticias, decirle que su familiar está bien, que va mejor de lo que esperabas, que confías en que todo vaya bien y  que te respondan con palabras de agradecimiento, y de consuelo,  y acabas  llorando porque son esos, los pequeños actos que derriban tu armadura, desnudan el alma y te recuerdan que

«El mundo necesita paz permanente y  buena voluntad perdurable.»

(Albert Einstein)

Tengo la certeza de que a partir de ahora ya nada podrá ser igual, todo supondrá un cambio de mentalidad, en cooperación y en el buen uso de nuestra sanidad.

Independientemente de la gestión, que haya sido de una manera o de otra, (no voy a entrar en valoraciones de ese tipo, ya que a mí no me compete) y de que tuviéramos que enfrentarnos con equipos de protección, que la mayor parte de las veces eran donados de forma desinteresada, habrá que plantearse:

 ¿Realmente la gente se ha dado cuenta de la prioridad  la que invertir? ¿Nos habremos dado cuenta que, en la sociedad, al final, lo que prima es la salud?

Y al final de todo…

Espero que hayamos aprendido de lo que hemos vivido, para que salgamos más fuertes y sirva para saber que, la salud es un bien  preciado, que no distingue de clases  y que

tendremos que luchar para preservarla, dándonos igual colores, razas y banderas.

 Y sobre todo, que además de medios, máquinas y respiradores (tan necesitados como han sido) se necesita  humanidad, esa cualidad inherente al ser humano, que en los momentos más importantes se manifiesta con inteligencia, pero también con bondad y dulzura, porque el ser humano necesita de la palabra amable y del gesto solidario tanto como de la técnica.  

Deberíamos aprender que solos, no podemos, que o lo hacemos juntos o nos quedamos en el camino. Una cita de (Al Pacino, en “Un Domingo Cualquiera”) nos ha servido de apoyo al equipo:

“Os diré una cosa, en cada lucha, aquel que va a muerte, es el que gana ese terreno. Y sé que, si queda vida en mi, es porque aún quiero luchar, y morir por esa pulgada. … o nos curamos ahora como equipo, o moriremos como individuos”.  

Al Pacino, en “Un Domingo Cualquiera”
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Pablo Ramos
Médico
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15 Comentarios

  1. Tu testimonio me dio pie a contar mi experiencia en esta plataforma, creo que es parte de nuestra terapia, tras las durísimas vivencias de los últimos meses, laaaargos como siglos.
    A pesar de la tremenda tristeza, del dolor que recogemos de lo ajeno y transformamos en propio, hemos elegido este camino, el de ser útil sirviendo al semejante en lo más valorado: la salud. «Horrible» historia, tanto como la mía, por desgracia, pero te felicito por haberla compartido y te agradezco que crearas este precedente para el desahogo.
    Mi prima debe sentirse afortunada por tenerte al lado y no es para menos.
    Mucho ánimo, un abrazo.

  2. Muchas gracias por vuestros esfuerzos ,esperemos no tengáis que volver a vivir algo parecido A nimo para seguir con el trabajo tan bonito aunque pueda ser tan duro un beso campeón

  3. Me gusta mucho lo que as escrito y mucho mas la experiencia que has vivido siendo tan joven, una experiencia que no creo que olvides nunca.
    Soy partidario como tù de la globalizacion, pero tiene muchos «peros» y es, que emparte esta construida en base al «capitalismo» liberal. y eso no deja de hacer daño a los países pobres.
    Te vuelvo a decir que me alegro mucho por ti y todos los que os dedicáis a la sanidad.
    Un abrazo.

  4. Grandes palabras mejores echos no se puede relatar mejor, que lección de vida nos estáis dando, has echo que unas lágrimas salgan a pasear al leer esto. No hay palabras para agradecer el trabajo que tu y tus compañeros estáis haciendo. INOLVIDABLE, enhorabuena Pablo.

    1. *La delgada línea Roja*

      …… La cruda realidad frente al COVID-19.
      Estoy convencido de que todos habéis caminado por el alambre con un enorme precipicio abajo.
      Mantener el equilibrio de todo un equipo de personas, al filo de la *Rotura Emocional por la gran afluencia de pacientes* es tarea difícilmente complicada y más si añadimos la falta de medios humanos, técnicos, aprovisionamiento, Epis,Tes de detención, etc.
      Demasiados ingredientes a superar y vencer.
      Pero ahí estábais vosotros llenos de ilusión, tesón y muchas ganas de vencer día a día, minuto a minuto al dichoso virus.
      Ahora después del esfuerzo ….empezamos a ver la luz.
      *¡¡¡ LO HABÉIS CONSEGUIDO !!!!*
      Va mi reconocimiento y gratitud por ese gran trabajo realizado y dedicación hacía los demás.
      Mi aplauso siempre lo habéis tenido.
      *¡¡¡¡¡¡ ENHORABUENA !!!!*
      Un abrazo.

  5. Me ha encantado lo q has contado Pablo…yo tengo unos cuantos años mas q tu…y aunq mas curtida en dar malas noticias…tantas en tan poco tiempo!!!…una detras de otra…solo los q hemos estado ahí, podemos entender lo q hemos vivido…suscribo casi todo lo q dices…los momentos de dar noticias por telefono, el animo de la gente al otro lado, el apoyo de la familia y los amigos , la preocupación por nuestra seguridad….q bien lo hs sabido transmitir con tus palabras…Gracias!! Lupe

  6. Grande Pablo!!Orgullosos de vosotros y de vuestra labor, y no me puedo ni imaginar de los momentos tan duros que estáis pasando. Espero que de aquí en adelante a la sanidad en todo su conjunto la devuelvan a donde tiene que estar (no quiero entrar en política).. os mandamos muchos ánimos y espero que esto pase pronto. Un fuerte abrazo campeón!

  7. Muy buena descripción de los días tan intensos que has vivido…
    A pesar de lo joven que eres has pasado por una dura experiencia que ha marcado ya tu vida.
    Impresionante todo lo que cuentas y con gran sencillez en tus palabras.
    Sin duda esto te ha hecho más fuerte…
    Me ha emocionado enormemente.
    Un fuerte abrazo

  8. Hace falta que seamos conscientes de lo mucho que estáis viviendo los que estáis en la primera línea del frente ; haciendo un esfuerzo que no se puede agradacer con unos simples aplausos, sois unos verdaderos héroes . Gracias Pablo por hacernos ver la cruda realidad desde los ojos de un grandísimo profesional!! Mucho ánimo a todos !

  9. Me emociona tu relato porque está cargado de tanta humanidad,valentía,sinceridad que es lo que os ha hecho ser nuestros héroes .
    Mi mejor aplauso va por ti y por tus compañeros

  10. Un gran médico, pero lo mejor de él la humanidad,el trató cordial con todos sus compañeros,todos,para él somos eso sus compañero,gracias,y un gran escritor

  11. Grande Pablo!! Y todo el equipo que os habéis dejado la piel para solventar de la mejor manera esta situación y mucho ánimo y agradecimientos para lo que queda! Gracias

  12. Grandes y sinceras palabras de un gran médico, luchador, persona y amigo. No tenéis recompensa suficiente para pagar lo que habéis vivido y hecho con lo que teníais. No sois héroes, sois las mejores personas que conozco. Muchas gracias

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