9 años y un estado de alarma. La situación actual a través de los ojos de una niña

Mi vida antes del coronavirus

Antes de que pasara todo esto, yo iba al colegio por las mañanas y  por las tardes quedaba con mis amigos en mi casa o en las suyas, iba al parque  a jugar y algunos días iba al cine. Los fines de semana solía visitar el zoo, parques temáticos, museos o hacer alguna excursión, siempre planeábamos algo divertido.

También hacía visitas a mis abuelos que no viven en mi pueblo o mi familia venía a verme a casa y se quedaban en mi casa unos días.

Primeras noticias del coronavirus y sensaciones

Hace unos tres meses empecé a escuchar en las noticias que había un nuevo virus que se llamaba coronavirus, pero estaba en otros países muy lejos y yo no pensaba que iba a llegar aquí. Cuando escuché que estaba en España empecé a estar más nerviosa por si me podía contagiar y ponerme enferma.

En el cole, todos los niños estábamos preocupados  y hablábamos del coronavirus.  Los profes nos explicaban que no era peligroso para los niños y teníamos que estar tranquilos. En casa mis padres veían las noticias y yo les decía que no era para tanto.

Pero el coronavirus se fue extendiendo y cada vez había más gente contagiada y moría mucha gente mayor. Yo pensaba mucho en mis abuelos porque son mayores y me ponía triste al pensar que les podía pasar algo malo.

Comienzo del estado de alarma y fin de las clases presenciales

En Marzo, de repente, un día nos dijeron que teníamos que dejar de ir al cole y tendríamos clase en casa, porque no eran vacaciones. Al día siguiente, recuerdo que tuvimos que ir al cole a recoger los cuadernos. Fui a las nueve a recogerlos con mi madre. Cuando vi a mi profe me dio mucha pena porque sabía que en mucho tiempo no iba a verle. Quería aguantarme las ganas de llorar para que no me viera porque me daba vergüenza,  pero no pude, me puse a llorar  y me dio un abrazo mi profe.

A mí me gusta mucho ir al colegio y estar con mis compañeros en clase y en el patio. Era la primera vez que oía lo del estado de alarma y que nos teníamos que quedar en casa todos encerrados hasta que nos dijeran. Al principio decían que dos semanas pero casi seguro sería mucho más tiempo. Pensé que se me iba a hacer muy largo e iba a estar muy aburrida. Lo peor era no saber hasta cuándo. Yo les preguntaba a mis padres y me decían que no se sabía todavía.

Confinamiento en casa (mi día a día, clases virtuales, videollamadas…)

Y empezó el confinamiento…

Mis padres me dijeron que había que tener una rutina e íbamos a seguir el mismo horario que en el cole.

Por las mañanas, me levanto sobre las ocho y media, desayuno y empiezo las clases. Los profesores nos mandan tareas y voy haciéndolas.  En mi clase ya trabajábamos con Tablet y con classroom, así que las tareas son iguales que en el cole, pero sin amigos. A veces, tenemos clases virtuales y podemos ver a los compañeros y a los profesores. Me encanta verlos.

La primera semana me costó mucho coger el ritmo de las clases en casa, fallaban las aplicaciones, a veces, no sabía cómo entregar las tareas… y me ponía de malhumor. Después ya me acostumbré y no era tan difícil como me parecía los primeros días.  Aunque  es muy aburrido hacer así las clases y yo estoy deseando que abran el colegio de nuevo.

La cuarentena también  tiene algunas cosas buenas: estamos mi madre, mi padre y yo juntos en casa todo el día. Mi padre ahora tiene teletrabajo, antes llegaba tarde y le veía muy poco.

 Cómo sólo se iba a comprar cada diez días, empezamos a hacer el pan en casa. Es muy divertido  y nos sale ¡riquísimo! También he hecho postres y he ayudado a cocinar.

Jugamos a juegos de mesa, hacemos puzles, bailamos con el just dance, hacemos deporte corriendo alrededor de la casa. Yo tengo mucha suerte porque tengo jardín, pero hay niños en pisos que no pueden salir nada y me da pena.

Por las tardes, hago  videollamadas con los amigos para hablar y jugar juntos. Bailamos, jugamos con globos, con las Nancys, jugamos al escondite, a la Nintendo. Cada día nos inventamos una cosa. Ahora tengo más tiempo libre para hacer manualidades por las tardes porque no tengo extraescolares, aunque también echo de menos mis clases de baile y de inglés.

También salimos todos los días  a las ocho a aplaudir a todos los que nos cuidan, escuchamos a la gente como aplaude y es muy emocionante. Soy yo la encargada de estar pendiente de la hora y siempre aviso a mis padres.

Primeras salidas a la calle (miedo y alegría)

El día 26 de abril, por fin, podíamos salir a la calle los niños una hora. Mi madre me dijo que la acompañara a dar una vuelta y la dije al principio que yo no salía. Luego me convenció y salimos un ratito. Yo tenía miedo por si nos encontrábamos con alguien contagiado, iba mirando para todos los lados y mi madre me dijo que tranquila y que si veíamos a alguien cruzábamos a la otra acera. Cuando volvimos a casa me alegré de haber salido y ver que no pasaba nada.

Ahora salgo sin miedo casi todos los días con la bici, pero llevo guantes y mascarilla para cuando nos encontramos con gente. Un día vi a una de mis mejores amigas y aunque hablamos a distancia me hizo mucha ilusión.

Ya se puede quedar con pocos amigos y familia, pero en mi casa vamos a esperar un poco más para ver cómo van los contagios.

Espero que pronto consigan una vacuna para acabar con este coronavirus y poder volver a la normalidad. A mí no me gustan nada los pinchazos, pero si encuentran la vacuna, seguro que me la pondré para poder, sobretodo, abrazar a mis abuelos.